En un comentario perspicaz al Evangelio, el periodista Antonio Moreno del Obispado de Málaga, nos invita a reflexionar sobre nuestra labor como cristianos en el mundo. Tomando como base el pasaje de Mateo 5, 13-16, Moreno destaca la importancia de ser 'sal' y 'luz', ingredientes humildes pero esenciales para dar sabor y brillo a la vida.
La analogía es poderosa: un plato exquisito pierde su atractivo sin la sal; un diamante permanece oculto sin la luz que revele su belleza. De manera similar, los cristianos, a menudo considerados actores secundarios, tienen un papel fundamental en la transformación del mundo.
Ser Sal y Luz: Un Llamado a la Acción
Moreno enfatiza que ser sal implica disolverse, entregarse al servicio de los demás. Ser luz significa consumirse como el aceite de una lámpara, iluminando el camino y revelando la belleza que reside en cada persona y en la creación entera.
¿Cómo Podemos Ser Sal y Luz en Nuestra Vida Cotidiana?
- A través de actos de bondad y compasión hacia los demás.
- Defendiendo la justicia y la verdad en nuestro entorno.
- Compartiendo nuestra fe y esperanza con quienes nos rodean.
- Siendo un ejemplo de amor y servicio en nuestras familias y comunidades.
El llamado es claro: cada cristiano está llamado a ser un ingrediente esencial, un agente de cambio que contribuya a que el mundo dé gloria a nuestro Padre celestial. Se trata de un compromiso diario, una invitación a vivir con propósito y a irradiar la luz de Cristo en cada acción.