El Senado de los Estados Unidos se encuentra inmerso en una maratónica sesión de votación sobre el ambicioso proyecto de ley de política interna del presidente Donald Trump. La sesión, que comenzó el lunes por la mañana, se extendió durante la noche y continúa hasta las primeras horas del martes, después de un fin de semana de intensas negociaciones y retrasos.
El líder de la mayoría del Senado, John Thune, declaró a los periodistas que espera saber pronto si los republicanos cuentan con los votos necesarios para aprobar el proyecto de ley. "Esto puede tomar un poco de tiempo", advirtió.
La votación, una serie de votaciones abiertas y prolongadas sobre enmiendas, tanto políticas como sustantivas, comenzó alrededor de las 9:35 a.m. del lunes y continúa sin un final a la vista. Esta extensa sesión de votación brinda a los republicanos la oportunidad de realizar ajustes de última hora al paquete y a los demócratas de presionar sobre los puntos débiles del proyecto de ley y poner a sus colegas en aprietos. Se espera que estas votaciones políticamente difíciles proporcionen material para anuncios de campaña en el futuro.
El proyecto de ley de Trump, que asciende a varios billones de dólares, reduciría los impuestos federales e inyectaría más dinero al Pentágono y a las agencias de seguridad fronteriza, al tiempo que reduciría los programas de la red de seguridad social del gobierno, incluido Medicaid.
Los demócratas se han centrado en Medicaid y otros programas de la red de seguridad social, como los cupones de alimentos, en su mensaje contra la agenda del presidente. Este ejercicio de resistencia se produce después de que los demócratas del Senado emplearan una importante táctica de retraso durante el fin de semana, obligando a los secretarios a pasar más de una docena de horas leyendo en voz alta todo el proyecto de ley.
Los legisladores se enfrentan a un calendario extremadamente ajustado para aprobar la legislación. El presidente ha exigido que el Congreso le entregue el proyecto de ley antes del 4 de julio, pero la medida aún debe regresar a la Cámara si se aprueba en el Senado.
Entre los puntos más controvertidos del proyecto se encuentran los históricos recortes a Medicaid, que afectarían a millones de estadounidenses de bajos ingresos.