El icónico Edgar Vivar, mundialmente conocido por sus personajes de El Señor Barriga y Ñoño en la entrañable serie 'El Chavo del 8', sigue dando de qué hablar. Más allá de la vecindad, su vida está llena de sorpresas y anécdotas que continúan fascinando a sus seguidores.
Un encuentro memorable en Guayaquil
En 2005, el actor y guionista ecuatoriano Pedro Ortiz tuvo la oportunidad de conocer a Édgar Vivar en un hotel de Guayaquil, gracias a la gestión de su amigo, el también actor Francisco Pinoargotti. Vivar se encontraba en la ciudad como parte de una gira circense. Ortiz relata que el encuentro fue sumamente divertido y lleno del característico humor de Vivar. Desde bromas sobre porciones "tipo Ñoño" en restaurantes italianos hasta paseos por el centro de la ciudad, la noche fue inolvidable.
¿Médico antes que Señor Barriga?
Pero la sorpresa más grande reside en el pasado de Édgar Vivar. Contrario a lo que muchos podrían pensar, antes de dedicarse a la actuación, ¡Vivar estudió medicina! Se graduó como médico en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y llegó a ejercer la profesión. De hecho, mientras daba sus primeros pasos en 'El Chavo del 8', Vivar combinaba su trabajo actoral con su labor como médico.
El llamado de la actuación
Finalmente, la pasión por la actuación lo llevó a tomar una decisión crucial: dejar la medicina y dedicarse por completo al mundo del espectáculo. Su talento y carisma lo catapultaron a la fama, convirtiéndose en uno de los actores más queridos de Latinoamérica. Aunque abandonó la bata blanca, su vocación de servicio y su humor contagioso siguieron presentes en cada uno de sus personajes.
La historia de Édgar Vivar es un recordatorio de que nunca es tarde para seguir nuestros sueños y que, a veces, el camino menos esperado puede llevarnos a encontrar nuestra verdadera vocación. ¡Quién diría que el Señor Barriga, además de cobrar la renta, también podría recetarte un buen remedio!