La tensión política en Colombia se intensifica con un nuevo enfrentamiento entre Tomás Uribe Moreno, hijo del expresidente Álvaro Uribe Vélez, e Iván Cepeda, senador de la República. Este cruce de declaraciones y amenazas legales ha escalado a través de redes sociales, generando un debate público sobre la justicia, la política y el legado del uribismo.
Tomás Uribe responde a las acciones legales de Cepeda
Tomás Uribe, en una publicación en su cuenta de X, acusó a Iván Cepeda de liderar una "guerra legal" impulsada por las Farc para silenciar a la oposición y consolidar un supuesto régimen "narcosocialista binacional" entre Venezuela y Colombia. Esta declaración surge como respuesta al anuncio de Cepeda de emprender acciones legales contra los hijos del expresidente Uribe.
"La guerra legal que las Farc han iniciado contra mi hermano y contra mí busca silenciar a la oposición y consolidar un régimen narcosocialista binacional entre Venezuela y Colombia", afirmó Uribe.
La respuesta de Iván Cepeda
Desde Cartagena, Iván Cepeda respondió a las acusaciones de Tomás Uribe, invitándolo a presentar cualquier denuncia ante la justicia. Cepeda manifestó estar dispuesto a enfrentar a Uribe en los tribunales, tal como lo hizo con su padre. "Si quiere nos vemos en los tribunales como lo hice con su padre", declaró Cepeda.
- Cepeda niega las acusaciones de Uribe.
- Invita a Uribe a presentar pruebas ante la justicia.
- Se muestra dispuesto a defenderse legalmente.
Además, Cepeda advirtió que denunciará penalmente a Tomás Uribe si este está implicado en un supuesto "montaje" que lo relaciona con el narcotráfico.
El contexto político y el narcotráfico
Este enfrentamiento se produce en un contexto político polarizado, marcado por acusaciones de narcotráfico y señalamientos contra figuras políticas. Un editorial reciente enfatizó la necesidad de extraditar a los "determinadores políticos del narcotráfico" y a sus socios incrustados en el Estado, señalando directamente a Gustavo Petro e Iván Cepeda como líderes de un "narcorrégimen".
La situación refleja la profunda división en la sociedad colombiana y la persistente controversia en torno al proceso de paz con las Farc y las políticas antidrogas.