La tensión entre Estados Unidos y Venezuela se agudiza tras el rechazo del expresidente Donald Trump a una carta enviada por Nicolás Maduro, en la que el líder venezolano proponía un diálogo para aliviar las tensiones bilaterales. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó la recepción de la misiva, pero la desestimó calificándola de “lista de mentiras” y reafirmando la postura de la administración estadounidense de considerar al régimen de Maduro como “ilegítimo”.
Escalada de Tensiones en el Caribe
La invitación al diálogo se produce en un contexto de creciente tensión, marcado por el despliegue militar estadounidense en el mar Caribe con el objetivo declarado de combatir el narcotráfico. Este despliegue, centrado en el presunto accionar del Cartel de los Soles, supuestamente liderado por Maduro, ha sido interpretado por el gobierno venezolano como una amenaza y un preludio a una posible invasión.
Respuesta de Maduro y Preparativos Militares
Ante la intensificación de la presencia militar estadounidense, el gobierno de Maduro ha desplegado tropas en la frontera y ha intensificado el entrenamiento de la población en tácticas de combate. Estas acciones reflejan la preocupación del gobierno venezolano ante la posibilidad de una intervención militar y la búsqueda de una ruptura interna en su gobierno y las fuerzas armadas.
Reacción de la Oposición Venezolana
El líder opositor Edmundo González Urrutia, asilado en España, ha manifestado su preocupación ante la situación, resaltando la necesidad de una solución pacífica y democrática a la crisis venezolana. La oposición venezolana ha denunciado la represión política y la falta de garantías electorales, exigiendo elecciones libres y transparentes como vía para superar la crisis.
El Narcotráfico como Punto de Conflicto
El gobierno estadounidense acusa al régimen de Maduro de estar involucrado en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, utilizando el despliegue militar en el Caribe como una herramienta para interceptar embarcaciones sospechosas. Esta acusación ha sido negada por el gobierno venezolano, que considera el despliegue militar como una agresión a su soberanía.