El reciente asesinato de Miguel Uribe ha generado una ola de reacciones en Colombia, desde el profundo dolor expresado por ciudadanos y figuras políticas hasta llamados a la acción y reflexiones sobre el futuro del país. El suceso ha impactado diversos sectores, incluyendo el empresarial, como se evidenció en el reciente Congreso de la ANDI.
Voces desde la política: entre el dolor y la crítica
Humberto de la Calle, reconocido político colombiano, ha expresado su sentir ante la situación, rechazando el odio y la polarización. De la Calle criticó la condena a un expresidente por asistir a las honras fúnebres de Uribe, al tiempo que señaló a Petro por, según él, “destruir desde el frontispicio de la jefatura del Estado la honra de sus opositores”.
Sergio Jaramillo se unió al repudio por el asesinato, resaltando el golpe que representa para el Acuerdo de Paz y las garantías a la oposición. Jaramillo critica la actitud del presidente Petro frente al Acuerdo, acusándolo de empoderar a bandas y disidencias sin un marco legal claro.
Uribismo: del luto a la acción eficaz
Tras las emotivas escenas durante el velorio y sepelio de Miguel Uribe, voces dentro del uribismo claman por transformar el dolor en acción eficaz. Se enfatiza la necesidad de exigir justicia sin caer en la venganza y de honrar la memoria de Uribe con fidelidad a sus ideas y fe en el futuro de Colombia.
Congreso de la ANDI: un testimonio de futuro
El Congreso de la ANDI, inicialmente marcado por el luto, rápidamente se transformó en un espacio de reflexión y compromiso. Líderes empresariales, encabezados por Bruce MacMaster, expresaron su confianza en la capacidad de Colombia para superar las dificultades.
Apoyo internacional y perspectivas desde Estados Unidos
Senadores estadounidenses, como Bernie Moreno y Rubén Gallego, hijos de padres colombianos, han manifestado su apoyo a Colombia. Moreno, en particular, destacó la importancia de las decisiones que se tomen en los próximos meses para el futuro del país.
En conclusión, el asesinato de Miguel Uribe ha desatado una profunda conmoción en Colombia, generando debates sobre la política, la paz y el futuro del país. Las reacciones oscilan entre el dolor, la crítica y la esperanza, mientras diversos sectores buscan transformar la tragedia en un impulso para construir una mejor Colombia.