La saga de Rápidos y Furiosos ha tenido sus altibajos, pero una película en particular la rescató de un futuro incierto. En 2001, The Fast and the Furious presentó a Vin Diesel como Dominic Toretto y a Paul Walker como Brian O'Conner, un dúo que se convertiría en el corazón de la franquicia.
Sin embargo, las secuelas 2 Fast 2 Furious (2003) y The Fast and the Furious: Tokyo Drift (2006) no tuvieron la misma acogida. Lo mismo ocurrió con Fast & Furious (2009). Aunque la primera película generó una base de fans apasionada, las tres secuelas siguientes sugirieron que la franquicia podría haber perdido el rumbo.
Fast Five: Un Nuevo Comienzo
En 2011, Fast Five cambió el juego. Dirigida por Justin Lin y enfrentando a Dom y Brian contra un narcotraficante brasileño y el agente federal Luke Hobbs (Dwayne Johnson), esta quinta entrega inyectó un impulso necesario a la franquicia, abriendo un futuro más prometedor.
Aunque Tokyo Drift ahora tiene un culto de seguidores, fue una decepción en taquilla en su momento. La película esencialmente borró la pizarra e introdujo una historia y personajes completamente nuevos, y el público votó con sus billeteras. Fast Five revitalizó la saga.
Vin Diesel Más Allá de Rápidos y Furiosos
Vin Diesel ha participado en varias películas de superhéroes. Su película Bloodshot, donde interpreta a Ray Garrison, un soldado resucitado con nanotecnología avanzada, recibió elogios por su actuación, aunque la película en sí no fue un éxito rotundo.
El Ranking de los Fans
Según Rotten Tomatoes, Rápidos y Furiosos 7 es la película mejor valorada por los fans, con un 82%. Esta película fue un punto de inflexión debido al fallecimiento de Paul Walker, y es un tributo emotivo a su memoria. Fast Five le sigue de cerca en segundo lugar.
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