Mundial '94: Lujos, Pecados y un Sorteo que Marcó una Época en Las Vegas

En el laberíntico Caesars Palace de Las Vegas, rodeados de tragamonedas y una ostentosa imitación del lujo romano, los veteranos dirigentes del fútbol mundial, ataviados con trajes y corbatas, parecían fuera de lugar. Era mediados de diciembre de 1993 y estaban allí para dar inicio al Mundial de 1994 con un sorteo que muchos recuerdan como “único”, “histérico”, “bizarro” e “irreal”.

Un Sorteo de Contrastes

Allí estaba Sepp Blatter, con 57 años, encantando a sus colegas y dirigiendo el espectáculo como secretario general de la FIFA. La delegación italiana, tras haber organizado un Mundial clásico en 1990, observaba boquiabierta las estatuas en movimiento dentro del Caesars, el famoso casino-hotel que se convirtió en el centro de operaciones de la FIFA durante esa semana.

Según Soccer America, jugadores de la selección alemana se encontraban en las mesas de blackjack. Roy Hodgson, el entrenador británico de Suiza, recolectaba monedas para jugar a las tragamonedas. Los funcionarios de la FIFA disfrutaban de suites opulentas y recorrían “Sin City” con viáticos generosos, algunos “buscando dónde pecar”, según Blatter con una sonrisa.

La noche anterior al sorteo, asistieron a una gala deslumbrante, y algunos llegaron al salón de baile acompañados por acompañantes femeninas, según un testigo. Otro recuerda haber visto a un ejecutivo de la FIFA caminando por los pasillos del Caesars con una bolsa de papel marrón; dentro, según el ejecutivo, había $250,000 en efectivo, recolectados de la ventanilla de un banco del casino, destinados a las federaciones de fútbol cuyos equipos se habían clasificado.

Sesgos Inherentemente Posibles

Mientras la FIFA agrega restricciones al sorteo de la Copa del Mundo, persiste la posibilidad de un sesgo inherente. Después de dividir a los equipos en bombos escalonados, generalmente sembrados de acuerdo con el ranking mundial, la FIFA emplea un método secuencial para llenar los grupos en orden, de modo que cada uno contenga un equipo del Bombo 1, uno del Bombo 2, y así sucesivamente.

Existen varias restricciones adicionales, como restringir la cantidad de equipos de cada una de las seis confederaciones a uno por grupo, con la excepción de la UEFA, a la que se le permite al menos uno y no más de dos por grupo, debido a los 16 equipos europeos en el sorteo.

Sin embargo, estas restricciones, junto con el método secuencial, introducen la posibilidad de un sesgo inherente en los procedimientos. Esa es la opinión de Jeffrey Rosenthal, profesor de estadística de la Universidad de Toronto.

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